AUTOR: ROBERTO NORIEGA MONTENGRO
Hoy más que nunca se habla de riesgos, y es que los mismos son parte de nuestro día a día, todos gestionamos riesgos a cada momento, entonces, de alguna manera todos somos gestores del riesgo, lo importante es entender o comprender que la gestión técnica de riesgos es necesaria para toda actividad que se realiza dentro de una institución. Así, representantes de empresas –privadas en su mayoría- son conscientes de la importancia que implica gestionar riesgos dentro de su organización, estableciendo por ejemplo políticas de cumplimiento en función a la determinación de la posibilidad de materialización de riesgos que afectarán considerablemente a la persona jurídica y a quienes la representan e integran.
El Riesgo es exponerse al futuro, considerando que éste puede depararnos sucesos no deseados en forma de daños, pérdidas o dolor. En ese sentido, para hablar de riesgos deben existir los elementos necesarios para sufrir un daño o una pérdida. No hay riesgo de explosión sin agentes explosivos, ni riesgo de perder la lotería si no se compra ningún número.
Los ejemplos antes señalados, son los “clásicos” para entrar a estudiar cómo gestionar los riesgos, aprendiendo a establecer probabilidades respecto de los eventos identificados como riesgosos y que de materializarse nos alejarían de la consecución de nuestros objetivos.
Independientemente de que el futuro pueda depararnos cosas buenas o malas, e independientemente de que no sea posible eliminar totalmente la incertidumbre que ello supone, si es que es posible imaginar, prever, simular y anticipar; y esto es lo que debemos entender por gestionar.
Así las cosas, vamos a centrarnos en los desafortunados eventos ocurridos en la discoteca “Thomas Restobar” en los Olivos, en donde lamentablemente varias personas perdieron la vida.
El operativo policial, dadas las medidas sanitarias y las medidas dispuesta por el Gobierno para hacer frente a la propagación del contagio por Covid 19, contaba con “luz verde” para intervenir y poner fin a la fiesta clandestina que se venía realizando, es decir, sin contar con coordinación o participación del representante del Ministerio Público.
En ese sentido, los policías participantes hicieron bien en intervenir las actividades contrarias a las normas, las mismas que además tendrían relevancia penal (violación a las medidas sanitarias). Lo importante ahora es determinar si previo a la intervención se realizó una adecuada gestión de riesgos, esto es, la identificación de riesgos estratégicos (aplicación indebida de decisiones) y operacionales (aquéllos que puede provocar pérdidas como resultado de errores humanos o acontecimientos externos).
Se hace necesario establecer si se gestionaron riesgos previamente a la intervención, dado que, han surgido nuevas evidencias de cómo sucedieron los hechos, me refiero a los videos de las cámaras de seguridad del local intervenido y que han sido difundidos en distintos medios televisivos.
Ahora bien, muchos se deben preguntar si la policía tiene el tiempo necesario para gestionar riesgos en las circunstancias ocurridas, lo cierto es que los miembros de la Policía Nacional del Perú, deben estar preparados y debidamente capacitados para ello, pues dichas intervenciones son su pan de cada día.
Dicho esto, para identificar los riesgos, se debe establecer el objetivo u objetivos, esto es, intervenir el local y proceder con la detención e identificación de las personas en flagrante delito, pero para ello se debe determinar que eventos pueden surgir en el camino hacia el objetivo, y si estos eventos producto de la incertidumbre pueden convertirse en riesgos que al materializarse generarán consecuencias o impactos negativos.
En esa línea de ideas, podemos identificar como eventos: la no certeza de la cantidad de personas en el interior del local, un solo acceso de ingreso y salida del establecimiento, la única salida es desde un segundo piso y el espacio es considerablemente reducido, personas en estado de ebriedad. Todos estos eventos nos permiten evidenciar que era necesario identificar los riesgos que podían surgir por cada evento, así como las consecuencias de los mismos, para que en suma permitiera tomar decisiones lo más acertadas posibles (mitigando los riesgos) para la ejecución de la intervención policial.
Queda claro entonces, que los efectivos policiales no tenían que hacer una matriz de riesgos en ese momento, era simplemente sentido común y aplicación de sus conocimientos.
Esperemos que en el transcurso de los días es establezca que la intervención cumplió con la identificación de riesgos necesaria en el momento, caso contrario, podrían surgir consecuencias en los ámbitos administrativo (ante Inspectoría de la PNP), Civil (demanda civiles por los damnificados) y penal (por conductas culposas que crearon un riesgo legalmente prohibido).